martes, 26 de julio de 2011

Recaudando

Mucho se habla, y con razón, del fraude fiscal. Mucho se quejan, y con razón, los empleados, de estar controlados al céntimo por Hacienda mientras los controles a las empresas brillan por su ausencia.

Pero la dirección de los comentarios parecen ir por la vía de aumentar las inspecciones, y dudo mucho que esa sea la manera más eficaz. Es imposible que los inspectores de Hacienda cubran la totalidad de las empresas durante todo el tiempo, y hay maneras más sencillas y efectivas de tener un control más real.

¿Mi propuesta? Un sistema muy sencillo, similar al que se usa con los empleados. Actualmente hay que declarar los NIF de todos los empleados y cuánto ha cobrado cada uno, ya sean cien euros o cien millones.

Las empresas actualmente sólo declaran anualmente los clientes y proveedores con los que ha mantenido operaciones por más de 3.005,06€ (modelo 347), y esos datos son cruzados automáticamente por los servidores de la AET detectando cualquier discrepancia.

¿Y si fuera obligatorio declarar los NIF y cantidades anuales de TODOS los clientes y proveedores?

  • No supondría ningún esfuerzo a las empresas, porque esos datos ya se tienen, sólo que no se declaran los inferiores a 3.005,06€
  • No se podrían declarar más gastos de los reales, o no cuadraría con lo declarado por los proveedores
  • No se podrían declarar menos ingresos, o no cuadraría con lo declarado por los clientes
  • Se detectaría si alguien gasta más de los ingresos que declara
El sistema no es perfecto, desde luego, aún podrían "escamotearse" las ventas a particulares (que no declararían a quién han comprado) y podrían declararse gastos internacionales difícilmente (al menos en principio) contrastables, pero el fraude bajaría mucho más de lo que podría conseguir una legión de inspectores a comisión haciendo horas extra.

Si además hacemos que las compras a entidades situadas en paraísos fiscales no se puedan declarar íntegramente como gasto, sino sólo un porcentaje del importe declarado, habríamos conseguido reducir aún más el fraude.

Y si tan sencillo es, ¿por qué no se hace? Independientemente del nivel de resultados obtenidos, en cualquier caso parece que no hay nada que perder (excepto para las empresas defraudadoras, claro). Bueno, se me ocurren dos posibles respuestas:
  1. No interesa a quienes tienen la potestad de hacerlo, y mucho menos a sus "amigos"
  2. Soy idiota y sólo he dicho un montón de disparates sin sentido que no sirven para nada
Juzguen ustedes mismos.

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