domingo, 31 de julio de 2011

Ficción real

Érase una vez una urbanización donde todos tenían su pequeño jardín privado. Cada uno contrataba a un jardinero diferente, y pensaron que si contrataban todos juntos a una misma empresa saldría más barato. Así que se reunieron, se pusieron de acuerdo, contrataron a la que creyeron mejor empresa del sector, y consiguieron un buen ahorro.

Pasó el tiempo y pensaron: si una empresa es capaz de prestar el servicio de jardinería y obtener beneficios, ¿por qué no compramos material y contratamos directamente jardineros para ahorrar más? Y así lo hicieron, y consiguieron aún más ahorro por los mismos servicios.

Unos meses más tarde, para más comodidad de los vecinos, se decidió que hubiera unos gestores encargados de controlar el trabajo de los jardineros, la contabilidad, etc. Ellos se encargarían absolutamente de todo, y así nadie tendría que preocuparse de nada.

Resultó que los gestores, con plenos poderes, se subían sus propios sueldos, compraban las plantas en viveros de sus familiares, recibían sospechosos regalos de las empresas de fitosanitarios, y como además no tenían ni idea de jardinería, pagaban a otros asesores que les dijeran cómo actuar.

Obviamente, el gasto se disparó y desapareció el ahorro anterior. ¿Y ahora qué hacemos? Se preguntaron todos.

La respuesta de los gestores no se hizo esperar, vendieron todo el material adquirido, despidieron a los jardineros, y volvieron a contratar el trabajo a un empresa externa.

Algunos se preguntaban que para qué necesitaban gestores en esa situación, pero nadie hizo nada. Total... los gestores se habían autoasignado una paga de por vida, así que aún echándolos a la calle habría que seguir pagándoles.

Como fuera que los gestores siguieron trabajando por su propio beneficio y no por el de la urbanización, el gasto cada vez era más grande, y aquello ya no tenía demasiado sentido, puesto que estaban mucho peor que al principio.

Ante las quejas de la vecindad, los gestores rompieron tratos con la empresa de jardinería. Ahora cada cual debía pagar la suya por su cuenta. La urbanización volvía a su situación inicial, pero eso sí, pagando además el sueldo de los gestores encargados de controlar el buen estado de los jardines.

Se impusieron sanciones a quienes tuvieran plantas mal cuidadas, se prohibieron algunas variedades de flores, y se creó una "policía vegetal" para proteger la flora del lugar.

Todo iba bien antes de que los gestores tuvieran demasiado poder. La solución estaba clara, pero... ¿cómo llegar a ella? Cada 4 años se elegían nuevos gestores, pero sólo había en la zona dos personas con la titulación necesaria, así que siempre se iban alternando en el puesto. Habían candidatos de otras zonas, pero nadie les votaba porque no los conocían. Los gestores actuales se habían hecho dueños de todas las vallas publicitarias de la urbanización.

Cuando los vecinos quisieron ser gestores ellos mismos, vieron que no podían, porque las condiciones para sacar el título se habían cambiado para que fuera imposible obtenerlo.

Cuando quisieron manifestarse, la Policía Vegetal los apaleó por haber pisado el césped.

Cuando propusieron cambiar las normas, fueron acusados de anti democráticos.

¿Qué harías tú si vivieras en esa urbanización?

  1. Dejarlo todo como está
  2. Luchar por recuperar el control

Tómate el tiempo que necesites para pensarlo antes de continuar...

Si optado por la segunda opción y no vas a estar en la manifestación del 15 de octubre, acabas de ganar el primer premio a la hipocresía.

sábado, 30 de julio de 2011

La caída del guerrero

Las cosas no siempre salen como uno quiere. Eso lo aprendimos hace mucho tiempo. Todos.

Algunos golpes son muy duros, otros más leves, pero todos hemos caído alguna vez, todos nos hemos vuelto a levantar, y no diré que siempre sin secuelas.

Pero no hablaré hoy sobre la recuperación, sino sobre el proceso de caída cuando ésta se ve venir desde lejos.

Hay gente cobarde que se rinde a la primera. Caerán sin luchar. Nunca reconocerán haberse rendido, nunca reconocerán su parte de culpa, irán de víctimas por la vida y sólo obtendrán indiferencia, cuando no desprecio.

Hay gente que quiere luchar, pero no sabe cómo, que quisiera salir y no sabe por dónde, que busca puertas pero no se atreve a abrirlas. Caerán arrepintiéndose más de lo que nunca intentaron que de los errores cometidos. Nunca eliminarán de su cabeza la eterna pregunta: ¿qué habría pasado si...?

Hay por último gente con inteligencia, valentía y determinación. Sabe lo que tiene que hacer y lo hace, luchando hasta las últimas consecuencias. Arriesgan todo en el intento, incluso sabiendo que no pueden ganar. Caerán, quizás más estrepitosamente que el resto, pero con la categoría que les da el haber hecho todo lo que estuvo en su mano, con la tranquilidad que les da el no haber arrojado nunca la toalla.

Al final todos habrán sufrido, pero algunos habrán demostrado (aunque sólo sea a sí mismos) su clase, y otros todo lo contrario.

viernes, 29 de julio de 2011

"Teorema" de la frustración

Recibir opiniones negativas no sienta tan bien como cuando son positivas, pero... ¡son sólo opiniones! Hablo de opiniones y no de falsos testimonios. Si saber que alguien no está de acuerdo contigo te provoca enfado o frustración...  echa un vistazo a los siguientes puntos, porque es posible que algo no estés haciendo bien.

El nivel de enfado o frustración sufrido por un individuo ante las opiniones negativas sobre sus convicciones es inversamente proporcional a:
  • La consistencia y fundamentos lógicos de sus convicciones
  • El cociente intelectual
  • Su capacidad para argumentar
  • Su nivel de conocimientos sobre la materia
  • Su nivel de confianza y seguridad en sí mismo
  • Su capacidad de admitir errores
y directamente proporcional a:
  • El tiempo que lleve manteniendo las mismas convicciones
  • La necesidad de aceptación o el gusto por la adulación
  • La tendencia a contraatacar en vez de defenderse
  • La consistencia y fundamentos lógicos de la crítica
  • La carencia de criterio propio (convicciones aprendidas o heredadas)
O dicho de un modo "menos matemático", si no te frustra que alguien no esté de acuerdo contigo en que 2+2 son 4, ¿por qué te frustra que no esté de acuerdo en otras cosas? ¿Podría ser porque no las tienes tan claras como la suma? ¿Podría ser?

jueves, 28 de julio de 2011

Papel agonizante

Renovarse o morir. La ciencia avanza, las cosas cambian, la tecnología modifica el mundo, y ante nuevas situaciones algunos negocios pierden su razón de ser.

De la misma manera que murieron los manuscritos ante la invención de la imprenta, las máquinas de escribir ante los ordenadores e impresoras o el telégrafo ante el teléfono, hoy la prensa escrita agoniza.

Ante la lenta pero contínua bajada de ventas año tras año, a la prensa sólo le quedaban dos alternativas:

  • Mejorar su calidad, con periodismo "de verdad" que haga que merezca la pena pagar por leer
  • Reducir gastos para mantenerse a flote

Evidentemente, han optado por la segunda. Ya casi no hay periodistas, casi todo proviene de agencias de noticias. Abundan las noticias intrascendentes, es común ver diarios publicando noticias que circulan hace días  por internet, y peor aún, cada vez hay más plagios de imágenes y textos de blogueros.

Todos los grandes medios están en manos de poderosos grupos financieros, y los pocos periodistas que quedan, o se pliegan a la "linea editorial" (que yo llamaría prostitución del periodismo), o se quedan sin trabajo. Ya no importa el periodismo. Ya casi ni siquiera importa el negocio. A veces parece que lo único que les importa ya es manipular la opinión pública, porque sus verdaderas fuentes de ingresos vienen por otros caminos menos transparentes.

Si todos los medios incluyen la misma dosis de "material de relleno", a veces son los últimos en enterarse de lo que sucede, están completamente exentos de objetividad hasta el punto de que algunos artículos son indistinguibles de la publicidad, ocultan, manipulan, mienten, y encima hay que pagar por leerlos... ¿qué motivos tengo para no decantarme por informarme en internet? ¡Ninguno!

La rutina hace que muchos sigan leyendo la prensa escrita, pero quienes prueban a informarse por internet, no vuelven al papel. La agonía es lenta, pero la muerte inevitable si no cambian radicalmente. ¿La culpa es de internet? No, la culpa es de quienes no saben adaptarse a los cambios, y en vez de renovarse se dejan morir.

El artículo de hoy es especialmente denso en enlaces (9) que recomiendo leer para comprobar hasta qué punto son culpables los medios de su propia suerte.

miércoles, 27 de julio de 2011

"Desdemostrando" cosas

Lo malo de ser escéptico (que no consiste en no creerse nada, sino en solicitar pruebas de las cosas antes de creerlas), es que contínuamente se espera de tí que demuestres que tal o cual cosa no existe.

Para empezar, es absolutamente imposible demostrar que algo no existe. Yo puedo afirmar que existen cerdos verdes voladores que hablan nuestro idioma y se comunican por telepatía con los extraterrestres, que se vuelven invisibles cuando quieren, y que viven en el centro de la tierra excepto en vacaciones, en las que viajan a Ibiza para confundirse con el resto de turistas. Y dicho esto, a ver quién es el guapo que se atreve a intentar demostrar que no existen. ¡Inténtalo!

Si me dieran presuntas pruebas, sería interesante (con el tiempo suficiente) ponerse a investigar qué hay de cierto en ellas. Pero por lo general no hay ni eso, todo se reduce a que alguien dijo tal cosa que leyó en tal revista que a su vez difundía lo que dijo alguien a quien a su vez le contó otra persona tal fenómeno extraordinario.

Y ojo que no digo yo que no hayan cosas inexplicadas, soy el primero que ha sido testigo de algunas, pero cuando de algo no se conoce la explicación... ¡ahí queda la cosa! No vale con inventarse la explicación que mejor nos parezca y luego pedir que sean los demás quienes demuestren que la hipótesis no es válida.

Vamos con un caso que me han planteado recientemente... ¡los vimana!

Según mi informado informador, se trata de naves voladoras que se describen en antiguos textos hindúes, con todo lujo de detalles y dibujos, mencionando incluso motores a reacción a base de mercurio, y en los que se especifica incluso la forma de uso de tan magníficas maravillas de la tecnología antigua.

Como no podía ser de otra manera, las fuentes citadas son el "prestigioso" Erik Von Daniken, algunas revistas como "Más allá" y "páginas web"

Las "fuentes" remiten a textos antiguos como Majabharata, Ramayana, Samarangana Sudtradhara y Vaimanika Sastra.

Resulta ser que Vaimanika Sastra fue publicado en 1959 y escrito "mediante mediumnidad" entre 1919 y 1923, con lo que nada tendría de particular que hablara de naves voladoras... ¡porque ya existían!

Resulta ser que en Ramayana (léelo en el enlace si no me crees, página 45) se habla de un "carro celeste tirado por asnos alados". Se trata de un cuento, sin más trascendencia que "El libro de la selva", pero esto a algunos se les ha "olvidado" mencionarlo.

Resulta ser que en Majabharata ni siquiera hay referencias a los vimana. Si alguien encuentra una, por favor que me lo haga saber.

Resulta ser que en Samarangana Sudtrahara sólo se dedican 6 versos a vimanas con formas de pájaro (aunque según Von Daniken sean "capítulos completos")

Aquí va la explicación más técnica de un vimana según el Samarangana, repleta de "datos técnicos", y a continuación fotos con esquemas de otros modelos de vimana "perfectamente detallados". Vamos, que mañana mismo me construyo uno, lo tuneo, y lo subasto en ebay.

“Fuerte y durable debe ser hecho el cuerpo, como un gran pájaro volante, de material ligero. Dentro de él debe uno poner el motor de mercurio con su aparato calefactor de hierro debajo. Por medio del poder latente en el mercurio que pone el impulsor del torbellino en movimiento, un hombre que se siente dentro puede viajar una gran distancia en el cielo de la manera más maravillosa. Del mismo modo, usando los procesos prescritos uno puede construir una Vimana tan grande como el templo de Dios-en-movimiento. Deben construirse cuatro resistentes recipientes de mercurio en la estructura interior. Cuando éstos han sido calentados por el fuego controlado de los recipientes de hierro, la Vimana desarrolla el poder del trueno a través del mercurio. Y enseguida se convierte en una perla en el cielo.”


Y ahora habrá quien diga "es que yo leí que..." Sí, vale, pero... ¿te has molestado en comprobarlo o te limitas a hacer de tragabolas?

¿Te has planteado que podrías estar equivocado?

martes, 26 de julio de 2011

Recaudando

Mucho se habla, y con razón, del fraude fiscal. Mucho se quejan, y con razón, los empleados, de estar controlados al céntimo por Hacienda mientras los controles a las empresas brillan por su ausencia.

Pero la dirección de los comentarios parecen ir por la vía de aumentar las inspecciones, y dudo mucho que esa sea la manera más eficaz. Es imposible que los inspectores de Hacienda cubran la totalidad de las empresas durante todo el tiempo, y hay maneras más sencillas y efectivas de tener un control más real.

¿Mi propuesta? Un sistema muy sencillo, similar al que se usa con los empleados. Actualmente hay que declarar los NIF de todos los empleados y cuánto ha cobrado cada uno, ya sean cien euros o cien millones.

Las empresas actualmente sólo declaran anualmente los clientes y proveedores con los que ha mantenido operaciones por más de 3.005,06€ (modelo 347), y esos datos son cruzados automáticamente por los servidores de la AET detectando cualquier discrepancia.

¿Y si fuera obligatorio declarar los NIF y cantidades anuales de TODOS los clientes y proveedores?

  • No supondría ningún esfuerzo a las empresas, porque esos datos ya se tienen, sólo que no se declaran los inferiores a 3.005,06€
  • No se podrían declarar más gastos de los reales, o no cuadraría con lo declarado por los proveedores
  • No se podrían declarar menos ingresos, o no cuadraría con lo declarado por los clientes
  • Se detectaría si alguien gasta más de los ingresos que declara
El sistema no es perfecto, desde luego, aún podrían "escamotearse" las ventas a particulares (que no declararían a quién han comprado) y podrían declararse gastos internacionales difícilmente (al menos en principio) contrastables, pero el fraude bajaría mucho más de lo que podría conseguir una legión de inspectores a comisión haciendo horas extra.

Si además hacemos que las compras a entidades situadas en paraísos fiscales no se puedan declarar íntegramente como gasto, sino sólo un porcentaje del importe declarado, habríamos conseguido reducir aún más el fraude.

Y si tan sencillo es, ¿por qué no se hace? Independientemente del nivel de resultados obtenidos, en cualquier caso parece que no hay nada que perder (excepto para las empresas defraudadoras, claro). Bueno, se me ocurren dos posibles respuestas:
  1. No interesa a quienes tienen la potestad de hacerlo, y mucho menos a sus "amigos"
  2. Soy idiota y sólo he dicho un montón de disparates sin sentido que no sirven para nada
Juzguen ustedes mismos.

lunes, 25 de julio de 2011

Biba la istoria

La historia es, sin duda, la ciencia más susceptible de ser manipulada. De hecho, a la vista de sus publicaciones, algunos historiadores demuestran ser cualquier cosa menos científicos.

Pero vamos al grano: ¿qué se necesita para que un hecho sea histórico? Pues en primer lugar, una condición ineludible es... que sea un hecho. Sí, así de simple... ¡que haya sucedido!

Ay, iluso de mí, ¿quién dice que algo debe suceder para convertirse en historia? ¿yo? ¿y quién soy yo? Vuelvo a la realidad, y resulta que un "hecho histórico" puede surgir sin problemas con sólo seguir la siguiente secuencia:
  • Un "periodista poco imparcial" (palabras que deberían ser incompatibles entre sí) escribiendo un artículo como el de este ejemplo. Sin decir que es real, pero tampoco negándolo, a sabiendas de que más de uno se lo tragará como cierto.
  • Un lector tragabolas capaz de añadir al texto anterior el título "No olvidar la historia, porque ocurrió y podría repetirse" y enviarlo por e-mail a sus contactos.
  • Varios tragabolas más para continuar la cadena de e-mails reenviando sin molestarse en verificar nada.
¡Y ya tenemos un hecho histórico en toda regla! Nada menos que una carta de Hitler dirigida a "querido Benito" en la que se "demuestra" que el 15-M es casi una copia idéntica del nazismo.

Obviamente he buscado más referencias a ese texto sin ningún resultado, y he pedido fuentes al remitente, quien ha guardado 10 días de silencio a modo de respuesta.

¿Conclusión? Hay quien busca datos y los analiza hasta llegar a un resultado, y hay quien parte de un resultado preconcebido y sólo busca "datos" que apoyen su teoría. Y usando técnicas como las aquí descritas, se "demuestra" cualquier cosa. Algunos hasta han demostrado que Franco no era totalitario. ¡Biba la istoria!http://www.larazon.es/noticia/6576-camisas-pardas

miércoles, 20 de julio de 2011

Cultura o preparación

Algunas personas, generalmente con abundancia de años vividos, no se cansan de repetir que el sistema educativo es tan malo que los jóvenes actuales están mucho menos preparados que los de generaciones anteriores.

Suelen basarse para ello en el etéreo concepto de "cultura general". Les parece inconcebible que haya universitarios que no sepan a qué país pertenece una determinada capital, que no conozcan los ríos de su país, o que cometan bestiales faltas de ortografía.

Por supuesto, el actual sistema educativo necesita muchas mejoras, pero... ¿qué hay de cierto en la acusación de falta de preparación de la juventud? A mi juicio... poco, y me baso en los siguientes puntos:


  • Se confunden los términos cultura y preparación. Conozco algunas personas que se jactan de ser cultas, y cuya utilidad práctica es tendente a cero. Hay por el contrario personas con escasa cultura pero muy bien preparadas para enfrentarse a lo que sea.
  • Generaciones anteriores daban más importancia a la información que al uso que de ella se hace. Antes se memorizaban datos, ahora se analizan. Antes primaba la memoria, ahora el razonamiento. Antes decían "esto es así porque así me lo enseñaron" y ahora se sabe razonar por qué las cosas son de determinada manera.
  • Se tiende a creer que todos los jovenes cometen muchas faltas de ortografía y no saben expresarse correctamente. Definitivamente, todos no son. En cualquier caso, ¿es que los de generaciones anteriores tienen mejor nivel? Resulta curioso que algunos de los "críticos" se expresen peor y con más faltas que los "acusados".


Excepciones las hay, por supuesto, en ambos grupos. Pero yo, que por edad estoy entre los unos y los otros, me quedo sin duda con los jóvenes, que aunque puedan tener menos conocimientos, saben infinitamente mejor cómo aplicarlos, y cómo obtener fácilmente los que les falten.

Estar bien preparado no es conocer el camino, sino saber cómo buscarlo.

domingo, 10 de julio de 2011

Leyendo la Biblia

Si preguntas a un católico cómo es su dios, jamás te responderá basándose en el antiguo testamento. En primer lugar, porque probablemente ni lo conozca, y en segundo lugar porque si lo conociera sería el primer interesado en ocultar su contenido.

Resulta curioso que alguien que cree en la existencia de un ser todopoderoso no se moleste en leer su best-seller. ¿Para qué leerlo, si ya ví la peli? Entiéndase por "peli" las innumerables películas religiosas que antes se "fumaban" en semana santa, lo que contaban en clase de religión, en catequesis, o los discursos dominicales de los curas.

Basándose en lo que les han contado, los católicos califican la Biblia como un texto sagrado, escrito por un ser todopoderoso y omnipresente lleno de amor,  bondad y sabiduría. Más les valdría leerla, porque lo que les han contado no es fiel reflejo de lo escrito, sino sólo una interesada selección de aquellos fragmentos que no contienen barbaridades.

Basta con leer el génesis, y verás que tu dios creó a la mujer como ser subordinado al hombre.
Comprobarás también que la esclavitud era algo perfectamente normal y válido para tu dios.
Podrás leer con tus propios ojos como un hombre casado tiene licencia para "tomar" a las esclavas de su mujer (o mujeres, porque también hay polígamos entre los bendecidos por la mano de tu dios) y procrear con ellas.
Observarás como tu dios considera "normal" entregar a tus hijas vírgenes a una masa de violadores para evitar que abusen de tus huéspedes varones.
Te asombrará ver como Abraham, protegido de tu dios, "presta" su mujer Sara (quien, por cierto, compartía padre con Abraham) al faraón (y posteriormente también al rey de Guerar), consiguiendo a cambio todo tipo de beneficios materiales. Curiosamente, tu dios no castigó al proxeneta ni a la prostituta (a quienes continuó considerando sus protegidos), sino sólo al cliente, quien ni siquiera sabía que aquella mujer estaba casada.
Te asustará comprobar como tu dios no duda en matar al que no obedece, tanto con el diluvio como posteriormente en Sodoma y Gomorra.

A esto le podemos unir todo tipo de situaciones dignas del más esperpéntico culebrón, como hijas emborrachando a su padre para violarlo y tener descendencia con él, y un larguíiiiisimo etc.

Y todo ello sin tener en cuenta la creación, que ya en sí misma es prueba más que evidente de que quien la escribió tenía menos idea de ciencias naturales que Zapatero de lucha contra el paro. Leerás cosas absurdas como que el sol, la luna y las estrellas fueron creados dos días más tarde que la luz, el día y la noche, y uno más tarde que las plantas. Cosas como que el firmamento sirve para separar las "aguas superiores" de las "aguas inferiores", o que toda la humanidad procede de una única pareja. También podría habérsele ocurrido poner dos parejas, y les evitaba de paso tener que cometer incesto para perpetuar la especie.

¡Y todo esto sólo en el génesis!

sábado, 9 de julio de 2011

Como debe ser

Desde pequeños somos bombardeados con una impresionante serie de normas que son así porque "así deben ser". Evidentemente, mientras somos pequeños las obedecemos sin más. Luego, al ir creciendo, normalmente nos vamos planteando el por qué de cada una de esas normas, reforzando unas y rechazando otras.

Hay otras personas en cambio, que continuarán asumiendo esas normas como suyas, obedeciéndolas inquebrantablemente hasta la muerte como si les hubieran sido grabadas a fuego. Y no sólo las obedecerán ellos, sino que pretenderán que los demás también lo hagan, y despreciarán (o incluso odiarán) de una u otra manera, en mayor o menor grado, a los que se salgan fuera del plato.

Para este grupo de personas, la "norma heredada" tiene rango superior a cualquier otra cosa, incluído por supuesto el más elemental criterio lógico. El sentido común (mal llamado común en este caso) es sometido a lo aprendido.

¿Por qué son así? Será cuestión de consultar a un psicólogo, aunque intuyo que probablemente en su niñez (o puede que incluso más allá) no se les permitió pensar por sí mismos. Igual es un disparate, es sólo una reflexión sin más base que los pocos casos que conozco. También la religión puede haber influido, ya que sus enseñanzas fomentan la fe en detrimento del razonamiento, y obligan o prohíben determinadas cosas sólo porque algo o alguien así lo ha dicho, sin más argumentaciones.

Todos reconocemos a estas personas, pero ellos, si leyeran esto, no se sentirían identificados. ¿Y si fueras tú uno de ellos? Plantéate la gran cantidad de normas que consideras que tanto tú como los demás deberían cumplir. Desde las más elementales hasta las más elaboradas. Debería haber algo en común en todas ellas: evitar perjudicar a un tercero. Si hay alguna de "tus normas" en las que, al incumplirla, no se perjudicas a nadie, ¿qué sentido tiene?

Si crees que hay que hacer algo de determinada manera única y exclusivamente porque "así se ha hecho siempre", no cuentes conmigo para mantener la costumbre.

Ahora que estás pensando "menos mal que yo no soy así", plantéate esto: ir despeinado por la calle no perjudica a nadie, pero si ves a alguien así te burlas o al menos piensas "debería peinarse" ¿Por qué? ¿Por qué debe otra persona respetar tus normas si no está perjudicando a nadie? ¿Porque así debe ser? ¿Porque así se ha hecho siempre? Pobres argumentos.

jueves, 7 de julio de 2011

Magia Disney

Recientemente he tenido la oportunidad de "disfrutar" de la magia de Disney. Debo reconocer que mis hijos tenían razón: la magia existe... aunque de otra manera.

La auténtica magia comienza nada más entrar al parque. En una de las múltiples colas de entrada verás un scanner como los de los aeropuertos, y en todas las demás hay (el scanner debe costar un pastón) unos expertos en seguridad armados con linternas mágicas que revisan el contenido de tu mochila de tropecientos bolsillos en 10 segundos y abriendo una sola cremallera. Si eres terrorista, por favor pasa por la cola del scanner, es la última de la derecha. Y por favor no guardes nada en los bolsillos o riñonera, porque ahí no mirarán. Una cosa es ser terrorista y otra un tramposo aprovechado.

Tras el control de "seguridad", la auténtica entrada al parque. Si has pagado el paquete conjunto ni te habrás dado cuenta, pero ese momento cuesta (salvo "ofertas") entre 62 y 69€. Cinco personas, más de 300€ la entrada, pero ni te das cuenta. ¿No es acaso magia eso?

Otro hecho mágico es la enorme cantidad de gente que es capaz de madrugar para estar allí a primera hora. Si te hospedas en los hoteles Disney tienes un pase que te permite acceder a ciertas zonas antes que los demás. Claro que... mágicamente... esas zonas son muy pocas, y generalmente las menos interesantes.

Lo más mágico de todo es quizás que hayan muchas más tiendas que atracciones. En cualquier otro sitio a eso se le llamaría centro comercial, pero allí no. Disney es un parque temático, y el que diga lo contrario miente como un bellaco. ¿A quién le he oído recientemente esta misma frase?

Pero la parte más deslumbrante, la más mágica es sin duda el "borrado de memoria". Consiste en hacer colas de entre 20 minutos y una hora para atracciones que duran menos de 2 minutos (algunas no llegan ni a uno). El "truco" está en intentar que en esos segundos te olvides del tiempo perdido. En la mayoría de los casos lo consiguen, ¡y esa es la magia! Debe ser que yo conocía el truco, porque aún recuerdo todas y cada una de las colas.

Por supuesto, las colas están siempre mágicamente ocultas y nunca se ven desde el exterior de la atracción. Si tienes claustrofobia o te agobian las multitudes, piénsatelo dos veces antes de entrar, porque nunca sabes cómo es realmente la cola que hay dentro hasta que te ves atrapado en ella.

Al finalizar la atracción, sistemática y mágicamente (de nuevo) te encuentras en una tienda cuyo motivo principal es el mismo personaje que la atracción "disfrutada". Si pensabas entrar a las atracciones y no a las tiendas, olvídalo, el sistema de "teletransporte" funciona a la perfección y vayas por donde vayas acabas en una tienda. ¿Conoces Ikea? Pues eso, intenta saltarte una sección.

Otro momento lleno de magia es cuando ves a tu hijo con cara de frustración porque a pesar de perseguirlo durante 10 minutos, no consigue el autógrafo de su personaje favorito, que no para de correr de un sitio a otro huyendo de las aglomeraciones que se forman. Es lo que pasa cuando se meten en un sitio más personas de las que se pueden atender en condiciones dignas.

Otro hecho mágico (no puedo creer que fuera casualidad, y mucho menos un hecho deliberado) es que cualquier bebida en cualquier sitio costara sistemáticamente 2,60€. ¿Qué? No, no, nada de botellas grandes, hablo de las de medio litro. Eso sí, siempre tienes la posibilidad de rellenar las botellas en las fuentes gratuitas que hay por todo el parque con agua fresquita aromatizada con delicioso y abundante cloro. También podrías comprar bebidas en el exterior... si no fuera porque no hay nada en kilómetros a la redonda.

Magia es también que tanto en la agencia de viajes como en el hotel te digan que los menores de 3 años tienen estancia y comida gratis, pero no reciban vales como el resto de personas. De esta manera, según donde intentes comer, tocará pelearte con el dependiente de turno, enseñarle el DNI del niño, y aún así en algún sitio te dicen que tienes que pagarlo aparte. Es lo que en terminología Disney se llama "gratis mágico"

Un poco menos mágico es que en un comedor se admita a desayunar a más personas de las que caben sentadas. El vulgar truco consiste en hacer como quien busca aparcamiento en el centro de la ciudad en hora punta.

Por supuesto, también puedes comprar productos mágicos, como un vaso térmico adornado con la figura de Mickey, que cuando lo lavas con agua fría (y seguro que con caliente también)... desaparece para siempre, convirtiéndose en un vaso térmico sin Mickey. Dos productos por el precio de... ¡dos! Ahora entiendo por qué vale el doble que uno sin Mickey.

Y ahora vamos con las cosas positivas: Es bonito, muy bonito. Creo que no me dejo nada. Ah, sí, y mágico. Muy mágico.