jueves, 7 de julio de 2011

Magia Disney

Recientemente he tenido la oportunidad de "disfrutar" de la magia de Disney. Debo reconocer que mis hijos tenían razón: la magia existe... aunque de otra manera.

La auténtica magia comienza nada más entrar al parque. En una de las múltiples colas de entrada verás un scanner como los de los aeropuertos, y en todas las demás hay (el scanner debe costar un pastón) unos expertos en seguridad armados con linternas mágicas que revisan el contenido de tu mochila de tropecientos bolsillos en 10 segundos y abriendo una sola cremallera. Si eres terrorista, por favor pasa por la cola del scanner, es la última de la derecha. Y por favor no guardes nada en los bolsillos o riñonera, porque ahí no mirarán. Una cosa es ser terrorista y otra un tramposo aprovechado.

Tras el control de "seguridad", la auténtica entrada al parque. Si has pagado el paquete conjunto ni te habrás dado cuenta, pero ese momento cuesta (salvo "ofertas") entre 62 y 69€. Cinco personas, más de 300€ la entrada, pero ni te das cuenta. ¿No es acaso magia eso?

Otro hecho mágico es la enorme cantidad de gente que es capaz de madrugar para estar allí a primera hora. Si te hospedas en los hoteles Disney tienes un pase que te permite acceder a ciertas zonas antes que los demás. Claro que... mágicamente... esas zonas son muy pocas, y generalmente las menos interesantes.

Lo más mágico de todo es quizás que hayan muchas más tiendas que atracciones. En cualquier otro sitio a eso se le llamaría centro comercial, pero allí no. Disney es un parque temático, y el que diga lo contrario miente como un bellaco. ¿A quién le he oído recientemente esta misma frase?

Pero la parte más deslumbrante, la más mágica es sin duda el "borrado de memoria". Consiste en hacer colas de entre 20 minutos y una hora para atracciones que duran menos de 2 minutos (algunas no llegan ni a uno). El "truco" está en intentar que en esos segundos te olvides del tiempo perdido. En la mayoría de los casos lo consiguen, ¡y esa es la magia! Debe ser que yo conocía el truco, porque aún recuerdo todas y cada una de las colas.

Por supuesto, las colas están siempre mágicamente ocultas y nunca se ven desde el exterior de la atracción. Si tienes claustrofobia o te agobian las multitudes, piénsatelo dos veces antes de entrar, porque nunca sabes cómo es realmente la cola que hay dentro hasta que te ves atrapado en ella.

Al finalizar la atracción, sistemática y mágicamente (de nuevo) te encuentras en una tienda cuyo motivo principal es el mismo personaje que la atracción "disfrutada". Si pensabas entrar a las atracciones y no a las tiendas, olvídalo, el sistema de "teletransporte" funciona a la perfección y vayas por donde vayas acabas en una tienda. ¿Conoces Ikea? Pues eso, intenta saltarte una sección.

Otro momento lleno de magia es cuando ves a tu hijo con cara de frustración porque a pesar de perseguirlo durante 10 minutos, no consigue el autógrafo de su personaje favorito, que no para de correr de un sitio a otro huyendo de las aglomeraciones que se forman. Es lo que pasa cuando se meten en un sitio más personas de las que se pueden atender en condiciones dignas.

Otro hecho mágico (no puedo creer que fuera casualidad, y mucho menos un hecho deliberado) es que cualquier bebida en cualquier sitio costara sistemáticamente 2,60€. ¿Qué? No, no, nada de botellas grandes, hablo de las de medio litro. Eso sí, siempre tienes la posibilidad de rellenar las botellas en las fuentes gratuitas que hay por todo el parque con agua fresquita aromatizada con delicioso y abundante cloro. También podrías comprar bebidas en el exterior... si no fuera porque no hay nada en kilómetros a la redonda.

Magia es también que tanto en la agencia de viajes como en el hotel te digan que los menores de 3 años tienen estancia y comida gratis, pero no reciban vales como el resto de personas. De esta manera, según donde intentes comer, tocará pelearte con el dependiente de turno, enseñarle el DNI del niño, y aún así en algún sitio te dicen que tienes que pagarlo aparte. Es lo que en terminología Disney se llama "gratis mágico"

Un poco menos mágico es que en un comedor se admita a desayunar a más personas de las que caben sentadas. El vulgar truco consiste en hacer como quien busca aparcamiento en el centro de la ciudad en hora punta.

Por supuesto, también puedes comprar productos mágicos, como un vaso térmico adornado con la figura de Mickey, que cuando lo lavas con agua fría (y seguro que con caliente también)... desaparece para siempre, convirtiéndose en un vaso térmico sin Mickey. Dos productos por el precio de... ¡dos! Ahora entiendo por qué vale el doble que uno sin Mickey.

Y ahora vamos con las cosas positivas: Es bonito, muy bonito. Creo que no me dejo nada. Ah, sí, y mágico. Muy mágico.

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