lunes, 25 de abril de 2011

El órgano innecesario

A menudo algunas personas repiten lo que han venido escuchando toda su vida, dando por hecho que las cosas son así, sin siquiera pararse un minuto a reflexionar si ese "pensamiento aprendido" (vaya dos palabras más incompatibles) puede contener alguna incoherencia.

Nunca he escuchado a nadie decir que el corazón no sea necesario para que la sangre circule por nuestro cuerpo. Tampoco nadie ha dicho en mi presencia que se puedan sujetar cosas sin brazos, piernas ni boca. Y dudo mucho que exista alguien capaz de decir que el cuerpo puede prescindir de los riñones y seguir depurando la sangre, o que se pueden extraer los intestinos y seguir asimilando nutrientes en la digestión.

Sí, por supuesto, la medicina tiene sustitutos para algunos de nuestros órganos, pero no es de eso de lo que hablo. Hablo de la muerte.

Nadie (o casi) espera que alguien que murió hace años camine, puesto que ya sus piernas no existen. Tampoco espera nadie (o casi) que tenga circulación sanguínea, o que haga la digestión alguien cuyo cuerpo ya no existe. En cambio, miles de personas creen que esas personas cuyos cerebros desaparecieron hace años, pueden seguir pensando.

¿Conclusión? Para esas personas, el cerebro parece no ser necesario para poder pensar. Si creen que se puede pensar sin cerebro será porque... ¡no! me ahorraré el chiste fácil.

Es posible que ni siquiera lo hayas visto antes desde esta perspectiva, pero ¿te atreverías al menos a plantearte la posibilidad de que tenga razón en lo que digo? Es posible que sí. ¿Te atreverías a asumir las consecuencias del resultado de tu propia deliberación? Muy probablemente no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario