domingo, 24 de abril de 2011

La caja fuerte

Tengo asumido que hay personas con las que dialogar no sirve de nada, ya sea porque son incapaces de escuchar, porque sus mentes no admiten nada que no sea lo preestablecido, o porque en vez de convencer tratan de imponer, limitándose a repetir consignas en vez de argumentar.

Con ellos no hay nada que hacer, pero al menos está claro cómo son, y uno sabe a qué atenerse. Existe en cambio otro tipo de personas mucho más desconcertantes: aquellas dispuestas a discutir argumentando sobre cualquier tema... excepto uno. Y no sólo evitan el diálogo, sino que también huyen de cualquier web, radio o televisión en donde se diga lo contrario de lo que piensan. ¿Qué daño podría hacerles leer/escuchar algo con lo que no están de acuerdo?

Este otro tipo de personas, guarda celosamente en su caja fuerte ciertos temas sobre los que muestra un fanatismo/intolerancia/obcecación que contrasta con su apertura a comprender o discutir cualquier otra cosa.

Esa caja fuerte puede contener aspectos religiosos, políticos, deportivos o de cualquier otra índole. En realidad da igual lo que contenga. Lo realmente desconcertante es hablar con gente capaz de demostrar tanto inteligencia como conocimientos en muchos temas, y en cuanto se toca el tema tabú se vuelve completamente irracional, rozando (cuando no sobrepasando) el más absoluto de los ridículos.

¿Qué hace que alguien perfectamente capaz de argumentar sobre unos temas sea totalmente incapaz de hacerlo sobre otros? Intentando analizarlo, y dado que acreditan tanto capacidad como conocimientos, la única opción que se me ocurre es que no tienen argumentos para defender su "tesoro". Y esto hace que me plantee otra cuestión: Si no tienen argumentos para defender su tesis ante los demás, ¿cómo la defienden ante sí mismos? ¿cómo se convencen a sí mismos de no estar equivocados? Mucho me temo que temen hablar sobre temas sobre los que quizás, inconscientemente, saben que están equivocados, pero se trata de cosas tan arraigadas que son incapaces de rectificar.

Una vez más, nuestro cerebro irracional hace de las suyas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario