domingo, 10 de abril de 2011

Pequeño gran luchador

Ayer mencionaba brevemente la determinante influencia de los padres en la autoestima de sus hijos. Hoy ahondaré en este tema, que como cualquier otro aspecto de la educación, considero de vital importancia.

Cuando somos muy pequeños, una instintiva curiosidad nos empuja a conocerlo todo, con una decisión y una temeridad que asustaría al adulto más atrevido. Un niño inicialmente se atreve a todo, lo intenta todo, lo quiere experimentar todo. Mientras tanto los padres, cumpliendo con la obligación de protegerlos, van limitando esa temeridad, pero... ¿hasta qué punto hay que limitarla? ¿qué se debe permitir que hagan por sí mismos y qué no?

Vamos con un ejemplo. Un niño de 3 años es perfectamente capaz de servirse un vaso de leche desde el tetra-brick con sólo dos precauciones: dejar las cosas a su alcance, y que el envase no esté demasiado lleno. En cambio casi nadie se lo permite por el "terrible riesgo" de que manche algo.

Lo de menos es que aprendan a servirse la leche o hacerse un sandwich. Lo realmente importante es que aprendan que por muy difíciles que parezcan las cosas al principio, con esfuerzo y dedicación puede hacerse. A unos les llevará más tiempo, a otros menos, unos necesitarán más ayuda que otros para lograrlo, pero todos pueden.

Un niño que observa que con su propio (y a veces enorme) esfuerzo es capaz de conseguir lo que se propone, se sentirá orgulloso de sí mismo y se habrá armado con las herramientas necesarias para luchar contra los obstáculos que, cada vez mayores, irán apareciendo a lo largo de su vida.

En cambio aquellos que lo reciben todo hecho, que ante la mínima adversidad tienen que recurrir a sus padres, o a los que simplemente no se les permite hacer casi nada por sí mismos, tienen todas las papeletas para convertirse en adultos incapaces de resolver sus propios problemas.

Es más fácil y rápido resolver un problema a tu hijo que enseñarle a resolverlo por sí mismo, pero en ello está la clave para que en un futuro no se frustre ante la adversidad, sino que busque alternativas y soluciones... como ha hecho desde siempre, desde muy niño, cuando ya era un pequeño gran luchador.

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