viernes, 6 de mayo de 2011

Senderos divergentes

Germán y Alberto son dos niños normales, dos amigos que asisten juntos a clases de primaria. Germán es hijo único, Alberto tiene 3 hermanos.

Antes de empezar a hablar, Germán ya iba a la guardería mientras Alberto se quedaba en casa.

Alberto come en casa todos los días, con sus hermanos y su madre, que trabaja sólo media jornada para estar más con su familia. Por el contrario Germán come en el comedor del colegio. Sus padres comen en casa, pero el niño come mejor allí.

A los dos les gusta el fútbol, y juegan juntos los martes y jueves por la tarde. Al salir, Germán tiene clase de inglés y Alberto vuelve a casa mientras su compañero, empujado por sus padres, mejora sus posibilidades de futuro.

El resto de los días, Germán asiste a clase de informática. Su padre trabaja en el sector y sabe que es lo mejor para su futuro. A esa misma hora, Alberto juega, a veces con sus hermanos, a veces sólo.

A la hora de cenar Alberto comenta con sus padres y hermanos cómo ha ido el día. En casa de Germán se habla de política, y eso a él no le interesa.

Alberto se va a la cama, a veces tras escuchar un cuento. Es repetido, pero aún así le gusta, y ni siquiera entiende por qué. A Germán en cambio le permiten ver los dibujos animados en la tele o jugar con la Play Station.

Cuando Alberto disfruta de su niñez con su familia, Germán se prepara para el futuro. Pasarán los años y Germán será considerado un hombre de éxito. Alberto en cambio, será feliz.

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